lunes, 10 de febrero de 2014

La música en las primeras etapas de la vida


Existen pedagogos y psicólogos que insisten en la importancia de la música y su inclusión en la educación lo más pronto posible, tales como, Froebel, Decroly, Maria Montessori o las hermanas Agazzi.
El sonido y la música son innatos al hombre y se presentan en los primeros meses de vida por lo que es necesario iniciar la educación musical en edades tempranas. En la actualidad gracias a los avances científicos y tecnologicos sabemos que el feto oye, reacciona al sonido y aprende de él. También se tiene conciencia de que el odio es el primer órgano sensorial que se desarrolla en el útero. Según Campbell, el oído tiene un enorme efecto en el desarrollo físico del cuerpo, influye en el equilibrio y la flexibilidad del movimiento. Este autor considera que los niños deben escuchar música incluso antes de su nacimiento.
¿No es esto motivo para darse cuenta de que la vida es sonido, es decir, la vida es música en sí misma?
El sistema auditivo empieza a funcionar de tres a cuatro meses antes del nacimiento, entre las semanas 28 y 30 de la gestación, el feto comienza a reaccionar a los sonidos exteriores mediante cambios en el ritmo cardíaco y el comportamiento. Estudios determinan que diferentes sonidos pueden afectar a la estructura y funcionamiento del sistema auditivo del feto, que los niños se familiarizan con sonidos antes del puerperio. Por tanto, el feto humano es capaz de aprender en un grado que puede influir en su comportamiento después de nacer.
En el mundo sonoro en que vivimos, la música esta presente en la vida del bebe desde el comienzo y la educación musical puede iniciarse en el seno materno si la madre canta o escucha música. Hasta hace pocos años era habitual que padres, abueelos y cuidadores cantasen al bebe en los ratos de juego, mientras los alimentaban, les cambiaban los pañales, los bañaban o cuando los llevaban en el coche; eran, generalmente, canciones de juego, populares o nanas. Como advierten Santiago y Miras, esta práctica esta cada vez mas en desuso, debido entre  otros motivos al escaso tiempo que los bebes permanecen con las madres, por las demandas laborales, y al creciente anticipo de la edad de entrada a la guardería.
Los primeros estímulos musical deben recibirse en casa, a través de canciones populares, de cuna, retahílas, juegos rítmicos o audiciones, ha de intentarse que el entorno familiar sea el primer educador. Después, el centro de educación infantil será el encargado de continuar y aumentar sus experiencias sonoras.
¿Qué aporta la música a los bebes y a los niños del primer ciclo de Educación Infantil?
En opinión de Campbell “Las cualidades rítmicas de las canciones de cuna e infantiles y de los juegos sencillos inyectan el sentido del tiempo en los músculos y la mente del bebe, un ritmo que lleva a mayor coordinación, equilibrio, percepción corporal, fuerza, agilidad física y, por último, el sentido de la previsión y la capacidad de planear de antemano”. Respecto a la contribución al desarrollo físico y psicomotor, el mismo autor considera que “hacerle escuchar música sin letra favorecerá su musicalidad en el desarrollo, mientras que cantarle canciones sienta los cimientos de la capacidad lingüística, y más adelante, la de leer, hablar y expresarse”.
 Contribución de la música al desarrollo de la inteligencia.
La educación musical tiene una capacidad para la formación integral del individuo, dada su excelente contribución a la educación intelectual, corporal y emocional.
Calvo y Bernal señalan que la música ha servido al hombre desde el comienzo de su historia para expresarse y comunicarse. La música es un lenguaje universal, compuesto por un alto grado de expresividad, por lo que, además el niño pequeño supone una fuente de energía, actividad y movimiento. Para Calvo y Bernal la música no es solo para los que poseen dotaciones musicales o unas condiciones económicas superiores, sino que tiene un lugar importante en la educación general por su alto valor educativo. Consideran que los componentes de la música no solo enriquecen, reconfortan y alegran tanto al oyente como al compositor, sino que desarrollan principales facultades humanas, como la voluntad, la sensibilidad, la imaginación creadora y la inteligencia. Por otro lado, la educación musical aumenta el nivel académico de los alumnos. Cuando en los primeros años se recibe una formación rítmica correcta, los niños plantean menos problemas en el aprendizaje de la lecto-escritura.
El lugar de la música en la educación especial es cada vez mayor y cada vez se acude mas a técnicas de musicoterapia para corregir problemas como el retraso del desarrollo motor, la mala tonicidad muscular, la hiperactividad  y los trastornos en los procesos sensoriales. Se han observadora grandes mejorías en el caso de niños autistas, gracias a los beneficios de la música, la entonación y el ritmo.
Efectivamente, las actividades musicales continuadas en grupo que incluyen el canto favorecen el desarrollo motor, la capacidad lingüística, el pensamiento conceptual abstracto, las habilidades sociales y la creatividad de los niños.



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